jueves, 16 de diciembre de 2010

3.Formas de presentación


El método más seguro para confirmar o descartar el diagnóstico es mediante la realización de un mielograma (radiografía de la médula espinal después de administrar una inyección que contiene un tinte, entre el revestimiento de la médula espinal y el cerebro) y, sólo en casos seleccionados, puede ser necesario realizar una biopsia (extracción de células o tejidos) de la médula ósea.
Algunas de sus manifestaciones clínicas más importantes son:
  • Compromiso del estado general: decaimiento, falta de fuerzas, mareos, náuseas, inapetencia, disminución de peso importante.
  • Fiebre que dura varios días sin una causa aparente, sudoración nocturna, escalofríos.
  • Dolor o sensibilidad ósea, dolores articulares y de extremidades.
  • Hemorragias frecuentes sin motivo aparente, por ejemplo, sangramiento anormal de las encías o de nariz.
  • Petequias (Manchas pequeñas de color rojo por extravasación sanguínea) o Hematomas sin haber tenido algún golpe.
  • Palidez de piel, interior de la cavidad oral o de los párpados.
  • Aumento de tamaño de los ganglios linfáticos.
  • Aparición de masas o crecimientos anormales de órganos abdominales como el bazo y el hígado, o aparición de masas que crecen en otras partes del cuerpo.
  • Alteraciones de los exámenes sanguíneos (Hemograma, VIH, etc.).
  • Irregularidad en los ciclos menstruales.

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